¡QUÉ OBVIO EL OLVIDO!
Parece obvio, ¿verdad? Se nos llena la boca diciendo que lo
más sensato que podemos hacer es olvidar, pero ¿por qué?
Considero que olvidar algo que en cierto modo te ha marcado
es prácticamente imposible, y si es así, es porque creo que la sabiduría natural
que nos caracteriza nos está enviando una señal muy clara: “no olvides”.
¿Para qué olvidar, cuándo lo que realmente debemos de hacer
es aprender? No veo factible el hecho de evitar recordar un aspecto o situación
concreta de nuestra vida con la finalidad de no sufrir. Veo mucho más
interesante el no olvidar nunca aquello que nos marcó (ya sea de carácter positivo
o negativo) y evitar de forma activa la repetición de ese hecho.
Al final, aprender es básicamente eso, ir asumiendo a base
de aciertos y errores lo que queremos y lo que nos conforma como seres
racionales.
Por otro lado, casualmente, es cuando consigues que una situación
te marque de forma positiva, que sea recordada con cariño y que la lleves contigo
siempre, cuando menos valoras todo lo realizado hasta llegar a ese punto. Cuando
perdemos la conciencia del trabajo realizado detrás de ese fruto (que
llamaremos “situación positiva”). Nos convertimos en seres materialistas y
finalistas, olvidadizos del camino y que solo destacan la meta.
Pero por el contrario, cuando es una situación negativa la
que nos afecta, es muy común ir destacando aspectos puntuales del camino (en
forma de reproches) con el fin de agravar nuestra “derrota”, con un ejemplo seguro
que se ve algo más sencillo: cuando terminamos con una pareja, y ese fin ha
sido de forma inesperada o contrariada por parte nuestra, tendemos a ir
haciendo pequeños reproches sobre aspectos que, en su momento, vivimos o
realizamos de forma altruista, como podría ser algún regalo o alguna actividad
del agrado de la pareja, por ejemplo.
Y no creo que sean ambas visiones correctas, enfoquémoslo de
otra forma con el fin de buscar una mejora en nuestra propia salud mental y en
la del resto:
Aprendamos a valorar cada paso, cada pequeño progreso en
nuestro camino hacia la meta, hagamos de nuestra evolución una “MINIVICTORIA”
para seguir el trazado dibujado de forma recta sin olvidar todo aquello que nos
ha ayudado a ser grandes. Con ello, valoraremos todas esas “minivictorias”,
pero valoraremos aun más las situaciones en las que la derrota toque nuestra
puerta, sabremos afrontar las situaciones negativas de forma que en ellas veremos
una simple “MINIDERROTA”, no mayor que todas las positivas ya conseguidas
anteriormente.
Y por supuesto, NUNCA OLVIDES, ni lo bueno ni lo malo, cada situación
se caracteriza por ser única, y por actuar sobre ti de forma especial, nosotros
somos los que nos encargamos de darle la connotación positiva o negativa que
nos afecte en ese momento, así que, si nosotros nos encargamos de catalogar el
resultado de cada acción, démosle la importancia real que tiene, y no
afrontemos la vida como un conjunto de euforias o hundimientos en la “mierda”
que nos desestabilicen de forma continuada.
Se el dueño de la balanza de tu vida y se feliz colocando en
ella todo lo que realmente te importa.
![]() |
Cierto es difícil olvidar, porque los recuerdos están ahí buenos o malos. Es una gran lección de la vida aprender y no olvidar por supuesto.
ResponderEliminarGran reflexión ��
Siempre hay que velar por mantener el recuerdo latente, pero hay veces que actuar con una predisposición acaba destruyendo aquello nuevo que podemos vivir. ¡Muchas gracias por el comentario y por estar por aquí!
EliminarY efectivamente... cuando la meta deja de importar y disfrutamos el que si está siendo nuestro camino es cuando encontramos el sentido de el para qué lo hacemos y es porque es cuando encontramos y nos topamos con nuestro lugar que... acaso no es otra cosa que vivir felices? Así es como aunque nuestra situación, riquezas materiales o económicas no cambien es como nos sentimos en el lugar y momento adecuados al haberle puesto sentido a nuestro existencia y pelnitud en nuestro ser... y es ahí amigo mío cuando la luz que irradiamos nos hace el hueco que nos merecemos... Y nuestro comportamiento con nosotros y los demás se vuelve brillante.
ResponderEliminar