ME ECHO DE MENOS
Hay momentos del día en los que los recuerdos dan palos de ciego en el interior de tu cabeza, desestabilizan e incluso se convierten en generadores de inseguridades que hacen replantearte si tu pasado era más rico que tu presente, y si las personas de las que estabas rodeado eran las correctas, desembocando incluso en pensar que la idealización de dichas personas no podrás verla en cualquier otra que se te pueda cruzar en el futuro. Y es ahí donde encontramos el PRIMER enorme ERROR en nuestra forma de actuar y pensar: Considero que ninguna persona es idílica de por sí, es decir, nadie es perfecto en su globalidad individual, somos nosotros los que a través de unos patrones ya prefijados e interiorizados de forma independiente decidimos si una persona tiene unas características perfectas al asociarse con nosotros, o no. Si me lo permites, me atrevería a decir que no son las personas que nos rodean, o nos rodeaban en el pasado, las “culpables” absolutas de producir en nosotros la